Ya estamos en Georgia! Como llevo muchos dias sin conectarme, voy a hacer un resumen expres.
LLegamos el 28 a Tblisi, la capital, procedentes de Madrid, via Varsovia. Aterrizamos tempranisimo, a las 4 de la manyana, porque aqui todos los vuelos llegan a esa hora, menuda animacion tenia el aeropuerto! Hacemos tiempo esperando que abra todo y cogemos un bus a la ciudad, en busca de nuestro albergue, en los alrededores de la plaza de la Libertad, de la que sale la avda Rustaveli, el corazon de la capital de carton piedra que esta construyendo este nuevo presidente, proamericano y kistch. El albergue resulto un desastre pero encontramos un hotel estupendo a un precio razonable y nos instalamos por un par de dias (aqui el precio mas barato de un hotel discreto son 150 dolares!). Despues de instalarnos y dormir, salimos a callejear, cambiar dinero y hacernos un poco con el lugar. El barrio donde esta el hotel es Old Tblisi, la parte antigua de la ciudad, una zona llena de majestuosas casas de madera que nos recuerdan al barrio griego de Estambul, pero venidas a menos y que piden una reforma a gritos, como estan haciendo en otras zonas de la ciudad, las que quedan cerca del palacio presidencial. Tblisi es una ciudad en obras, no quedan casi huellas del imperio ruso y lo que esta emergiendo es una mezcla de lo peor del gusto americano y lo peor del ruso.
El 29 lo dedicamos a visitar iglesias ortodoxas, que son preciosas pero muy oscuras, hasta los frescos tienen los fondos negros. En las iglesias ortodoxas el altar esta tapado y los popes dan la misa lejos de los ojos de sus fieles. Las pinturas me gustan mucho y me recuerdan, en cierta medida, a la fotografia de la escuela de Dusseldorf: fondos neutros, frontalidad, inexpresividad... quiza si los alemanes le anyadieran algo de oro a sus fotos ganarian... Tambien visitamos una sinagoga, la unica del pais. Dias despues descubrimos que hay muchos judios viajando por el pais, de hecho nos han preguntando un monton de veces si somos de Israel! ja. En Uzbekhistan no vimos ni uno. Que libertad de viajar tienen los judios, verdad? Esta noche salimos de cena, copas y musica. Tblisi esta llena de bares con musica en directo, eso si, todo grandes axitos americanos. La devocion es total. Bueno, en realidad ya no adoran a los USA tanto, ahora estan con que quieren ser europeos. Y en el continente estan, desde luego. El Gran Caucaso, las montanyas que separan Georgia del Daguestan ruso, han sido el limite fisico entre Europa y Rusia durante toda la historia pasada. En el ultimo bar donde terminamos tomando cerveza y sandia (estan en plena temporada y te la ponen por todas partes) nos sorprenden unos maravillosos vaporizadores de agua en la terraza que nos ayudan a soportar el insoportable calor que hace.
El 30 nos trasladamos a Sighnagui, la capital de la provincia del vino. Segun cuentan ellos mismos, el vino lo inventaron aqui o al menos dicen tener los restos arqueologicos mas antiguos que lo demuestran.Yo aun no lo he probado, por mi delicada salud de princesa, pero Ana y Mateo dicen que no esta mal. Lo suelen poner blanco y frio. Sighnagui es otro decorado de carton piedra que se ha hecho construir el presidente porque lo ha elegido como gran destino turistico del pais. Segun cuenta la guia, viene a desayunar aqui cada dia en helicoptero pero nosotros no lo vimos nunca. En cualquier caso, la ubicacion del pueblo (me cuesta llamar ciudad a estas cuatro calles) es magnifica, en lo alto de un monte, sobre el valle de Alazani, y a un palmo de Rusia, que asoma en el horizonte. Nos alojamos en una casa de huespedes aunque hay muchos hoteles (vacios) pero nos ofrecen una casa para nosotros solos, a muy buen precio, y con unas vistas estupendas sobre el valle. Ah, y con ardilla incluida. Por la noche cenamos en un bar georgiano, a las afueras de pueblo, y nos pilla una boda. Cuando todo termina, antes nos daba verguenza acercarnos, terminamos brindando con los musicos que estaban locos por que Mateo les hiciera fotos. Yo grabe todo.
El 31 hicimos una excursion al monasterio de Sta. Nino, un santuario al que peregrina mucha gente, en busca del agua sagrada que brota de su manantial. A la ida fuimos andando y nos acompanyo Canela, una perra callejera del pueblo (en Georgia todos los perros son callejeros). Cogimos agua sagrada, claro, pero no nos atrevimos mas que a pegarle un trago. El resto se la dimos a Canela, a ver si le llega una vida mejor. A la vuelta tuvimos que coger un taxi para no morir por el camino y nos llevamos a la perra, claro. Creo que es la primera vez que una perra sube en taxi en Georgia, pero subio :) Tambien intentamos visitar el museo de Pirosmani, un pintor naif de la zona, pero estaba cerrado cuando llegamos. Esa noche terminamos cenando en casa de una familia georgiana, junto a unos cuanto guiris mas. Sobre la comida ya os contare, pero vamos, la cosa es limitada, por mucho que diga la gua. La estrella es la khatchapuri, una especie de pizza rellena de queso sin nada encima. Le siguen los khinkali, unas empanadillas hervidas con carne y salsa dentro que no nos gustan nada. Y adoramos las berenjenas que preparan con avellanas, mmmm, geniales.
El 1 nos trasladamos al Parque Natural de Ladodekhi, desde donde os escribo ahora, despues de habernos pegado una paliza subiendo monte en busca de una famosa casacada. Este pueblo es tranquilo y no hay mucho mas que hacer que perderse en las montanyas, y como estamos muy mayores, pues hemos decidido mudarnos aun no sabemos a donde. No nos dejan pasar a Azerbaijan, asi que quiza probemos con Armenia. Estamos dejando para el final la zona de costa del pais, que todo el mundo dide que es la mejor, Batumi, porque creemos que si nos vamos ahora no salimos de alli. Hace muchisimo calor y moverse durante el dia es un esfuerzo.
Ultimo parrafo sobre el caracter georgiano. No me puedo resistir. La guia y todo el mundo nos habia dicho que eran amabilisimos pero eso era porque no habian estado nunca en Uzbekhistan. Los georgianos no son amables, sino todo lo contrario. Son hoscos, no sonrien y nunca nos saludan. Si les saludamos nosotros primero, con gran esfuerzo y sin abrir la boca casi, nos dicen salami (hola) pero aun no se que les pasa. Claro que hay gente amable, pero es una minoria. El resto es como si no quisieran vernos, como si les molestara que estuvieramos aqui. No se, es muy raro. Desde luego, es un pueblo sin identidad, o eso me parece de momento. Han hecho grandes esfuerzos por borrar toda huella rusa (hoy hemos visto una furgoneta que ponia Fuck Putin) pero borrando Rusia parece que solo les esta saliendo una hoja en blanco debajo, una pena, porque que tristeza si nosotros hubieramos tirado la Alhambra por un ataque de huevos contra los moros.... bueno, no se puede comparar la arquitectura arabe con la rusa, por supuesto, pero tiene su encanto. Pero ellos no quieren ni verla.
Besos para todos y hasta el proximo ciber!
Sois unos afortunados por estar ahí, aunque no tengáis aire acondicionado. Los turistas de San Javier tampoco son unos dechados de simpatía y buenas maneras precisamente. Y nunca sonríen.
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