LAS LAGRIMAS DE LA REINA TAMARA

Hoy hemos ido de excursion a Vardzia, uno de los sitios imprescindibles que habia que visitar en Georgia. Se trata de una ciudad troglodita enorme, excavada en la roca, que luce majestuosa aun, en lo alto de un valle precioso, a pesar de los siglos de historia que arrastra y los terremotos que ha sufrido. Nos cuentan que era donde vivia la reina Tamara, uno de los idolos nacionales, hija del rey Jorge III, que fue el que mando construirla en el siglo XII. Cuenta la leyenda que la pequenya fue la que dio nombre a la ciudad cuando se perdio en una de las cuevas de la zona, antes de que fuera construida, y gritaba para que la encontraran: "Ak var zia" (estoy aqui). Y tanto le gustaba, que se instalo alli e hizo de ella un gran monasterio fortificado que se convirtio en  centro intelectual de referencia de la cristiandad durante siglos, hasta que los persas se la arrebataron en el siglo XVI. Aunque, sorprendentemente, la ciudad sigue habitada en la actualidad por unos cuantos monjes que viven en las inaccesibles cuevas, semirrecluidos (los hemos visto).

Para visitarla, hay que trepar la montanya y retorcerse entre tuneles y escalones infinitos. Y en esas estabamos, como el resto de turistas, cuando nos hemos encontrado con unos vascos (los primeros espanyoles con los que coincidimos!) que iban con guia, y nos han invitado a unirnos a ellos durante la visita porque, segun nos han contado, asi podriamos tener acceso a partes de la ciudad que estan cerradas al publico. Y asi ha sido. Hemos podido acceder al gran tesoro de la ciudad, el deposito de agua que la alimentaba, escondido entre las rocas y bajo llave porque encierra un secreto. Esa gran alberca, que se llena mediante unos pequenyos chorros que brotan permanentemente de la montanya, "las lagrimas de Tamara" (por la ciudad perdida, supongo) no se llena nunca, quiero decir, que no se desborda. Yo os cuento lo que nos han contado alli, tal cual. Todas las culturas necesitan sus leyendas para forjar su orgullo.

Para llegar a Vardzia, tuvimos que viajar a Akhalsikhe, desde donde os escribo ahora, la capital de la region de Samtskhe-Javakheti y ciudad natal de Charles Aznabour, otro de los idolos locales, uno mas de los 8 millones de armenios! que viven fuera del pais, mas del doble de la poblacion residente. Es que esta region donde nos encontramos ahora esta habitada mayoritariamente por armenios y, de hecho, fue su territorio hasta que los georgianos lo conquistaron. La relacion entre armenios y georgianos es cortes, se soportan mutuamente pero los unos piensan despectivamente de los otros. Manaya tenemos previsto cruzar a Armenia, asi que veremos quien tiene razon, que no la tendra ninguno, supongo.

Akahalsikhe no tiene mucho que ver, es una gran ciudad pero como no para de llover, nos vamos a ir de ella sin poder visitar la parte antigua, Rabati, que dicen es la mas interesante. Lo que si hemos podido visitar es otra de las joyas del pais, y que esta muy cerca de aqui. Se trata del Monasterio de Sapara, una cumbre del saber ortodoxo escondidisima entre los bosques de las montanyas caucasicas, un lugar magico, con frescos del s.XIV casi tan impresionantes como los que hemos visto hoy en Vardzia. Nos ha llevado un amable taxista (aqui, en general, lo son todos, y ademas no intentan enganyarte porque te vean cara de turista). Nos ha cobrado 15 laris (unos 6 euros), ida y vuelta, nos ha llevado por un camino de piedras infernal, durante mas de media hora cada trayecto, y nos ha esperado durante todo el tiempo que hemos necesitado para visitar el lugar. Sigo sin entender como le salen las cuentas a estas personas, con la gasolina a un euro el litro.

Antes de Akhalsikhe, nuestro destino fue Borjomi, la ciudad que da nombre al agua mineral con gas mas famosa del pais, el equivalente a nuestro vichy catalan, y que esta tan rica como este. Borjomi es conocida por haber sido convertida por los sovieticos en balneario termal y centro de reposo y sanacion a finales del s. XVIII. De aquello, ya os imaginais, queda poco y en mal estado, como casi todo lo que dejo el regimen. Pero es muy interesante visitar las cenizas del gran imperio. Grandes moles de hormigon ubicadas en medio de un valle idilico, que eran los apartamentos donde alojaban a los camaradas; un parque de atracciones decadente con noria (imprescindible la noria, la tienen todas la ciudades) y una piscina sulfurosa en medio del bosque, que debio de ser una gloria en su momento. Eso si, la naturaleza de este pais es tan bestial, se desborda en cada esquina, practicamente intacta, que consigues olvidarte de lo grises que eran los sovieticos.