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LAS ARENAS NEGRAS DE UREKHI

Hoy os escribo desde Urekhi, una zona de playa al oeste del pais. Llegamos ayer, procedentes de Mestia, y en un rato salimos hacia Batumi, otra zona playera. Hemos elegido esta playa porque sus arenas son negras negrisimas y cuenta la guia que, a causa del hierro magnetico que las compone, tienen propiedades terapeuticas. Por eso los rusos montaron en su epoca un balneario aqui pero de aquella gloria solo queda un cascaron enorme en el que, para nuestra sorpresa, hemos descubierto que aun hay gente viviendo dentro. El pueblo esta animadisimo, lleno de turistas armenios, rusos, azeries, ukranianos y georgiano (ni un europeo), tambien hay feria, un monton de bares y musica en directo. Por supuesto, nadie habla ingles y los menus de los bares solo estan en ruso y georgiano. Es una sensacion rarisima para nosotros. La playa esta genial, aunque hay zonas privadas, tambien para nuestra sorpresa, y esta manyana, despues de desayunar, nos hemos dado un banyo estupendo. Nuestra intencion era quedarnos dos o tres dias aqui pero hemos tenido mala suerte con el hotel, y eso que elegimos uno bueno, el Premium. Pero la comida es la peor de las que nos hemos encontrado en el viaje y entre mudarnos a otro o seguir viaje hacia Batumi, que es la zona famosa, hemos elegido seguir. Una vez mas, la amabilidad georgiana sigue brillando por su ausencia. Esta manyana Ana ha pedido un cafe en el desayuno y le han dicho que no habia. Luego hemos pedido mermelada o miel. Y nos han dicho que no habia. "Ayer hubo, manyana quiza, hoy no". Unos filosofos, estos georgianos.

Os resumo nuestro itinerario hasta aqui. De Lagodekhi, que fue desde donde me conecte la ultima vez, viajamos hacia Kutaisi. Fue un dia largo de traslados. Primero un taxi a Tbilisi (tuvimos que deshacer camino porque no habia enlace posible). Aqui el transporte es baratisimo, aunque la gasolina esta casi al mismo precio que en Espanya. No se cual sera el secreto, a lo mejor se la subvencionan. Luego, en Tblisi, metro hasta la parada de las masrutkas (los taxis colectivos) a Kutaisi, y cuatro horas mas de viaje, del calor al frio. Atravesamos un impresionante puerto de montanya por la nacional que une las dos ciudades mas importantes del pais. Esta llena de puestos de artesania, mimbre y madera. Es la primera vez que vemos artesania. Sorprendente. En Tblisi, ni rastro. El trafico es infernal. Estan en obras y solo hay un carril en cada sentido. Pero nuestro chofer es un kamikaze y adelanta lo imposible. No cruzamos una palabra con nadie. Sigo sin saber que les pasa a estos georgianos "esaborios".

Esta ciudad, Kutaisi, fue un nodo industrial del antiguo imperio ruso. Ahora solo quedan las impresionantes estructuras de las fabricas metalurgicas, enormes, que me gustaria fotografiar pero es imposible parar. En una de ellas veo un mural enorme con un astronauta. No se si ha sido un espejismo del calor. Nadie mas lo ha visto. Esta ciudad tambien es famosa por ser donde vivia el padre de Medea, aunque de eso hay diferentes versiones. Nos alojamos en la parte alta, la residencial, en un hotel ocupado por israelies. Este pais los vuelve locos. Es barato y esta cerca, nos dicen cuando les preguntamos por que vienen aqui en avalancha todo tipo de viajeros: mochileros y maleteros.. Pero yo creo que les tira mucho que siga habiendo pequenyas comunidades judias y aluna sinagoga por el pais. Eso si, unos y otros vienen con el viaje perfectamente organizado: telefonos, walki-talkies, contactos... todo previsto. No soportan la incertidumbre. Y hasta me atrevo a pensar que su gobierno los tiene geolocalizados a todos. Nuestro alojamiento tiene una terraza maravillosa, con unas vistas generosas sobre la ciudad y un antiguo parque de atracciones, que me recuerda al que he visto en las peliculas de Long Island, en NY.

El jueves 4 de agosto nos dedicamos a visitar la ciudad. Iglesias y mas iglesias. Parece que no hay otra cosa que ver en Georgia. Como os contaba antes, parece que Kutaisi fue la capital del antiguo reino de Colquide, y Apolonio de Rodas ya la menciona en la cronica del viaje de Jason y los argonautas en busca del vellocino de oro (luego os contare de donde viene el mito). Pero cuando sales a pasearla, ni rastro de Jasin ni de Aeethe (el padre de Medea, rey del imperio). Es lo que tienen las ciudades milenarias. De lo que queda, primero visitamos las ruinas de la catedral de Bagrati, n lugar impresionante en lo alto de una colina, con una fortificacion alrededor que data del siglo VI (la catedral es del XII). Leemos que el edificio es patrimonio de la humanidad pero no podemos pasar a verlo porque estan reformandolo. Tooooda Georgia esta en obras!

De ahi bajamos en busca de las famosas sinagogas de la ciudad, que tantas multitudes arrastran, y tuvimos la suerte de encontrar una a la misma vez que un viaje organizado de israelies, y digo suerte porque sino no habriamos podido pasar a verla (el resto que encontramos estaban cerradas) y suerte porque pudimos verlos rezar juntos. La guia nos conto que solo pueden rezar si se juntan 10 hombres (ellos hicieron trampa y pusieron a un ninyo). Las mujeres rezan en otro lado, aunque las dejaron estar alli, grabando como locas todo lo que pasaba. Fue interesante, era la primera vez que asistia a un rezo judio.

Luego seguimos pateando la ciudad, cuesta arriba, cuesta abajo. Me encantaron los puestos callejeros de imagineria religiosa. No me pude resistir y me compre una Santa Barbara, por si luego truena. Despues de comer decidimos visitar Gelati, un monasterio a las afueras, construido por el rey David en el s. XII y convertido en centro de estudios religiosos y filosoficos. Cuenta la guia que se convirtio en su epoca en un segundo Jerusalem y que superaba en prestigio al de Athos. En la actualidad es la sede del patriarcado georgiano ortodoxo y sigue en funcionamiento la escuela. De hecho, pudimos ver a unos cuantos monjes de aspecto eremita vagabundear por los alrededores, esquivando a los turistas. El presidentel del pais, de nombre irreproducible, inicio su mandato aqui y numerosos reyes y personas relevantes estan enterrados aqui tambien. Mi favorito es el rey David, el que lo mando construir, que pidio que su tumba estuviera a la entrada del monasterio, para que todo el mundo tuviera que pisarla para entrar en el. Como asi hicimos.

Gelati ha sido, sin duda, el primer high-light del viaje. El lugar donde se ubica el monasterio, el edificio, los frescons del interior, el ambiente y los monjes rondando por ahi, eran impresionantes. Pero es que a todo eso se suma que coincidimos con dos bodas (nos quedamos a ver una entera, iluminada unicamente por las velas que portaban los invitados, y con el canto del pope como unico sonido... los que se casaban eran unos crios) y la visita de algun religioso importante, a juzgar por el sequito que le acompanyaba y las ceremonias que le hacian a su alrededor. Total, que entre la boda, los turistas, los peregrinos que acudian al manatial del monasterio para ser bautizados y bendecidos, aquello era un frenesi. no sabiamos a donde mirar. Fue maravilloso.

A la vuelta, con la felicidad instalada en el cuerpo, nos recorrimos el mercado donde nos trataron como reyes, por fin encontramos la famosa hospitalidad georgiana. Compramos nueces y tabaco y nos dieron a probar el dulce tipico del pais, la Tchurtchekhgela, hecho de avellanas o nueces y recubierto de un una piel de uva prensada. A priori suena bien pero el aspecto y el sabor no nos convencieron mucho. De hecho, Mateo ni lo probo y Ana y yo no pensamos repetir.

El 5 de agosto iniciamos ruta de nuevo hacia Mestia, en el norte del pais, zona montanyosa, limitrofe con Rusia y Azebayan (con el google os situareis mejor). La carretera era infernal y el ultimo trayecto, de tan solo 136 km, tardamos cinco horas en hacerlo. Lo que en los mapas venia como "carretera nacional asfaltada" era una pista destrozada y en obras. El viaje fue divertido porque coincidimos con una familila georgiana que iba a visitar la zona por primera vez, asi que el chofer les iba haciendo paradas para que pudieran hacerse fotos delante de los picos mas altos del Caucaso, que asomaban de vez en cuando, entre curva y curva. Nos remos mucho. Llegamos casi de noche, junto a dos isaraelies mas. Nos instalamos, paseo pequenyo por el pueblo, en obras y embarrado, y a dormir. Al dia siguiente decidimos hacer una excursion a Usghuli, un pueblo a 45 km (dos horas y media de ruta) declarado patrimonio de la humanidad por sus impresionantes torres Svan (que dan nombre a la region, Svanetti), unas fortalezas que cada familia construia junto a sus casas para esconderse de los ataques, aun no sabemos de quien. La zona es preciosa, al pie del Caucaso, pura e intacta montanya, paraiso de montanyeros y amantes del trekking. Alquilamos un destartalado Niva para hacer el viaje y fue muy divertido ver a nuestor chofer vadear rios con total tranquilidad, momento que aprovechaba para abrir la puerta, mojar un trapo y limpiar un poco su cacharro andante. El pueblo era precioso y estaba intacto desde hace cien anyos, como luego pude comprobar en el hotel, hojeando un libro de fotografias del montanyero italiano Vittorio Sella.

Entre Mestia y Usghuli corre un agitado rio que luego supimos que tuvo oro en su momento. Cuentan que los paisanos, para cogerlo, usaban pieles de cordero a modo de coladores. Y de ahi lo del mito del vellocino!!! Asi que Jason tuvo que llegar hasta aqui, el pobre, en busca de esas pieles. Menudo viaje!

Se me acaba el tiempo de conexion porque aqui, que son muy amables y elocuentes (ja), si les dices que te vas a conectar una hora, tienes exactamente una hora para conectarte y no puedes ampliar el plazo. Y estas obligada a decirle cuanto tiempo te vas a conectar antes de conectarte. En fin, la proxima vez pedire dos horas, aunque en esta ocasion, con un chiringuito a 50m con cerveza fria, entendeis que no es un problema dejar el ciber. Besos y achuchones para todos!

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