El 17 de julio volamos desde Estambul a Erzurum, una ciudad mediana (unos 400.00 habitantes) en el noroeste de Turquía, donde recogíamos el coche que habíamos alquilado para movernos por la zona. Nota práctica, que me ha costado aprender. Para llegar y salir del nuevo e impresionante aeropuerto de Estambul (cerraron el viejo Ataturk, que se les había quedado pequeño, y ahora está mucho más lejos de la ciudad, a una hora de coche) hay varias opciones: el típico transfer privado en el que alguien te espera en la puerta de llegadas con tu nombre en un cartel y te lleva a tu hotel (unos 20 euros por persona) - lo mismo que un taxi-; un transfer colectivo, en pequeñas furgonetas amontonados, que te gestiona normalmente el hotel (unos 8 euros por persona) o el autobús HAVAIST que es lo más! Por 3 euros te llevan en un superautobús de lujo hasta la misma puerta de Santa Sofía y viceversa. Sale cada media hora y es superrecomendable. Es el que usan los turcos, claro.
La experiencia en el aeropuerto también ha cambiado. Yo recordaba las pesadillas del escáner a la entrada, escáner para entrar a zona de embarque y a veces hasta escáner antes de subir al avión. Escáner con exigencias, todo eran dificultades, te quitaban hasta los mecheros. La zona de visados igual, colas infinitas sin orden en las que había que pelear con uñas y dientes primero para conseguir el visado, luego para pasar el control policial. Pues ahora todo ha cambiado. El visado lo gestionas por internet, así que una cola menos. Y te escanean al entrar, sí, eso no ha cambiado (es uno de los aeropuertos que más gente mueve del mundo y tiene una ubicación estratégica, en un complejo marco político) pero lo hacen con amabilidad (no como en Valencia, que nos trataron fatal). Además, puedes fumar en las múltiples terrazas, abiertas al exterior, que tienen. Nada de zulos apestosos,
Nosotros llevábamos esta vez una prueba de fuego. Como nos llovió en Estambul, tuvimos que comprar unos paraguas que nos daba pena abandonar, sobre todo el mío que era transparente, la última moda en la ciudad (que compré por 3 euros!). Así que los envolvimos en papel de periódico, junto a los bastones de montaña que llevamos desde España por si nos daba por hacer trekking, y lo redeamos todo de metros de cinta de precintar blanca y nos presentamos en la zona del check in con cara de ángeles y un paquete misterioso. Pues ningún problema. Nos dijeron que no era así como se tenían que facturar pero que podíamos ir al mostrador 21, donde recogían embalajes especiales, a ver que nos decían, y nos desearon un feliz viaje, tras sorprenderse e interesarse por nuestro destino. En el mostrador 21 recogieron nuestro cutre paquete con una sonrisa y nos desearon un feliz viaje. Así de sencillo.
Yo he viajado mucho y he pasado por decenas de aeropuertos, y NUNCA me habían deseado tantas veces feliz viaje y menos con sonrisas! La pregunta en el aire es si llegaron esos bastones y esos paraguas de lujo a Erzurum? Pues llegaron, perfecta y puntualmente! Ni siquiera tuvimos que esperar hasta el final del desembarque de maletas para recogerlos.
De allí nos fuimos a recoger el coche de alquiler, un pequeño Hyundai automático que nos ha costado unos 400 euros por tres semanas. Nos lo entregaron sucio, con el depósito vacío y la luz de peligro encendida, pero nos explican, traductor de google en mano (fuera de Estambul casi nadie habla inglés), que no hay ningún problema, mientras nos sonríen de forma encantadora. Tampoco lleva rueda de repuesto pero nos enseñan un pequeño compresor y nos dicen que con eso será suficiente. Ale, pues nada, eso es lo que hay, lo dejas o lo tomas, aventura, aventura!
PD: Cuando escribo esto, ya han pasado 11 días desde que recogimos el coche y la verdad es que no hemos tenido un solo problema. Y eso que lo hemos metido por caminos de mala muerte, carreteras de asfalto llenas de agujeros y pistas destrozadas en construcción, que es lo que abunda por aquí: doblas una curva y zas, ahí está el tío de la pala y el del camión echando chinarro!
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