Después de un viaje accidentado, en el que unos maleducados e insoportables niños españoles no pararon de llorar durante cuatro horas, llegamos con mucho retraso a Estambul, por culpa de una tormenta que retrasó la salida. En el aeropuerto, a pesar de llevar el visado electrónico, tuvimos que pelear por llegar al control de pasaportes. Sin filas ni nadie que pusiera orden, una avalancha infinita de personas intentaba llegar a la única garita en la que había un policía trabajando con la desgana que les caracteriza (lo normal en el aeropuerto de Estambul, nada extraordinario). Vivimos momentos de tensión entre mujeres saudíes tapadas de los pies a la cabeza, arropadas siempre entre ellas y dirigidas por un hombre, que esgrimía sus pasaportes diplomáticos como excusa para que pasaran el control sin destaparse un centímetro de piel. Aterrador. Alguien sabe lo que está pasando en Arabía Saudí, me pregunto...
Cuando por fin conseguimos superar la barrera y encontrar la oficina que nos haría entrega de las llaves del coche que habíamos alquilado, ya eran las dos de la mañana. Agotados después de un día larguísimo de viaje, la perspectiva de conducir unas horas, como era nuestro plan inicial, se nos hacía imposible. Así que pensamos quedarnos a dormir en los alrededores del aeropuerto. Hay muchos hoteles, nos dijeron, ningún problema. No, claro. Los hoteles estaban ahí pero ninguno tenía habitación, ni un cuartucho por el que supliqué. Nada. Tocaba conducir. Y me puse al volante. Bueno, son las dos de la mañana, no habrá mucho tráfico, será fácil salir de aquí. Ilusa! En Estambul siempre hay tráfico, de día y de noche. Y de noche aún es peor porque los reyes son los camiones...
Pero a la hora de autovía un letrero rojo nos iluminó: hotel!!! 100 liras (unos 35 euros): nos lo quedamos! Al día siguiente supimos dónde estábamos: en HEREKE, una población industrial en la periferia de Estambul, como tantas otras que rodean la megalópolis. Lo bueno: una habitación con terraza al Mar de Mármara y un desayuno maravilloso. Ya estamos en Turquía!
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