Después de visitar Esmirna, nos dirigimos hacia la Península de Çesmen, un lugar que en el Google Earth aparecía casi desierto, y así nos lo encontramos. De hecho, teníamos previsto quedarnos allí a dormir pero no encontramos alojamiento. El único hotel de la zona estaba completo y no nos apetecía quedarnos en Karaburun, que era el sitio urbanizado más cercano que había porque, precisamente, estaba demasiado urbanizado. Lo que sí hicimos fue pasar el día recorriendo las pistas (allí se acababa la carretera) que bordeaban la costa y daban acceso a playas prácticamente desiertas, en una de las cuales pasamos la tarde bañándonos y buceando entre las rocas.
Este sitio es otro de los santuarios de focas monje pero, una vez más, fue imposible verlas. Así que nos conformamos con el baño y unas ricas tostadas "ayvalik" que nos hicieron en Yeniliman, un diminuto pueblecito de pescadores. Me sorprendió mucho que el ladrillo no hubiera llegado a esta zona tan bonita que ni era militar ni estaba declarada parque natural. Pero así era, afortunadamente aún quedan pequeños trozos de mediterráneo virgen, en los que las higueras y los olivos llegan hasta la orilla del mar y las únicas construcciones que encontramos fueron humildes casas de piedra ocultas entre las rocas y la vegetación.
Por el camino recogimos a tres chicos jóvenes haciendo autostop, que resultaron ser universitarios de Estambul que habían ido allí a reunirse con otros compañeros, "indignados" como ellos por los resultados de las elecciones. Según nos dijo el que mejor hablaba inglés, "Erdogan era un ladrón y un asesino". Glubs qué pena! Porque tiene garantizado el mandato para los próximos cinco años.
Comentarios
Publicar un comentario