Seguimos paseando tranquilamente por la zona más al norte de Irlanda, en el Condado de Donegal, territorio gaélico donde ya empieza a ser difícil encontrar los letreros escritos también en inglés. Para nuestra sorpresa, el tiempo está siendo maravilloso, sale el sol todos los días y casi parece verano (aunque apenas alcanzamos los 25º en el mejor momento del día). Lo cual no les quita ni una pizca de ganas, a los aguerridos irlandeses, de bañarse en las impresionantes playas que tienen. Porque sí, en Irlanda hay playas y son muchísimo mejores que las nuestras!. Las tienen inmensas, de arena, pero también pequeñas y recogidas, calas llenas de rocas suavizadas por el mar. En cuanto el cambio climático les suba la temperatura unos grados, que se olviden los de Mojácar, Alicante y Lloret de Mar (destinos favoritos según nos han dicho tantos al saber que éramos españoles, "yo estuve allí") de recibir turismo irlandés. Yo creo, sinceramente, que solo viajan porque les compensa el precio de la cerveza, que aquí sigue siendo carísima (5€ una pinta!).
El paisaje de esta zona y la forma de vida es maravillosa. Viven tranquilos, en casas magníficas, rodeados de agua (hay muchos lagos, rías, bahías... algo parecido a Galicia) y prados verdes, con ovejas monísimas, vacas, burros y caballos, sin muchos coches ni prisas (las carreteras no son tales, apenas carriles asfaltados en los que hay que apartarse y esperar cuando coinciden dos coches). Algunos, incluso, aún van a caballo al pub a tomarse una cerveza! (hoy mismo lo hemos visto). Y playas por todas partes, playas en las que los perros, por cierto, conviven en una elegante armonía con los humanos, sin que nadie piense que es uno de los mayores pecados del mundo contra la higiene y la salud pública. Todo lo contrario. Perros sueltos, jugando a la pelota con los niños, bañándose en la playa, escarvando en la arena o tomando el sol, como sus dueños. Veremos alguna vez que ésto ocurre allí, en nuestra querida España?.
PD_Hoy el cielo nos ha vuelto a escuchar. Nos hemos encontrado muchos pequeños altares en la carretera, altares católicos, llenos de ofrendas a santos y vírgenes. No sabemos si es que en esos sitios hubo milagros, aparaciones o simplemente manantiales de agua sagrada (que nos hemos apresurado a beber, por si acaso). Lo que sí parece seguro es que cada vez que lanzamos una petición al cielo, nos la concede. Ayer mismo yo le decía a Mateo, paseando por una de las magníficas playas que tienen aquí y que me recordaban a las de Brasil, que lo único que echaba en falta era algún altar a Yemayá u otra deidad, para darle color al lugar, como nos pasaba en Salvador de Bahía. Y ahí está, deseo concedido! Como el de días de sol y cielo sin nubes, o bed and breakfast con wi-fi. Ahora sólo nos falta ver focas y algún tiburón-ballena, que sabemos que por aquí abundan pero por mucho que miramos al mar, no vemos nada de nada, todavía. Nos encantaría verlas, querido cielo! Nos oyes? Prometemos estudiar inglés como locos en cuanto volvamos a España!
El paisaje de esta zona y la forma de vida es maravillosa. Viven tranquilos, en casas magníficas, rodeados de agua (hay muchos lagos, rías, bahías... algo parecido a Galicia) y prados verdes, con ovejas monísimas, vacas, burros y caballos, sin muchos coches ni prisas (las carreteras no son tales, apenas carriles asfaltados en los que hay que apartarse y esperar cuando coinciden dos coches). Algunos, incluso, aún van a caballo al pub a tomarse una cerveza! (hoy mismo lo hemos visto). Y playas por todas partes, playas en las que los perros, por cierto, conviven en una elegante armonía con los humanos, sin que nadie piense que es uno de los mayores pecados del mundo contra la higiene y la salud pública. Todo lo contrario. Perros sueltos, jugando a la pelota con los niños, bañándose en la playa, escarvando en la arena o tomando el sol, como sus dueños. Veremos alguna vez que ésto ocurre allí, en nuestra querida España?.
PD_Hoy el cielo nos ha vuelto a escuchar. Nos hemos encontrado muchos pequeños altares en la carretera, altares católicos, llenos de ofrendas a santos y vírgenes. No sabemos si es que en esos sitios hubo milagros, aparaciones o simplemente manantiales de agua sagrada (que nos hemos apresurado a beber, por si acaso). Lo que sí parece seguro es que cada vez que lanzamos una petición al cielo, nos la concede. Ayer mismo yo le decía a Mateo, paseando por una de las magníficas playas que tienen aquí y que me recordaban a las de Brasil, que lo único que echaba en falta era algún altar a Yemayá u otra deidad, para darle color al lugar, como nos pasaba en Salvador de Bahía. Y ahí está, deseo concedido! Como el de días de sol y cielo sin nubes, o bed and breakfast con wi-fi. Ahora sólo nos falta ver focas y algún tiburón-ballena, que sabemos que por aquí abundan pero por mucho que miramos al mar, no vemos nada de nada, todavía. Nos encantaría verlas, querido cielo! Nos oyes? Prometemos estudiar inglés como locos en cuanto volvamos a España!
10 estrellas para los irlandeses porque niños y perros comparten playa |
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