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Fotograma de "El gran azul". |
Hoy no ha parado de llover. A pesar de ello, los dublineses siguen saliendo a pasear o a correr incluso, con sus cascos puestos mientras escuchan música... No sienten ni ven la lluvia, está claro. Y bajo la lluvia han empezado también nuestras clases de inglés. Sin remedio, nada se para. Levantarme a las 7, después de haberme acostado anoche a las 2, viendo la maravillosa película
"El gran azul" en blue ray, en la impresionante pantalla blanca Sony de doscientas mil pulgadas que tenemos enfrente de la cama, ha sido duro pero provechoso. He aprendido más inglés hoy que en toda mi vida. Cuatro horas intensas en las que si pestañeaba, me perdía porque me han puesto en un nivel alto. Al llegar a casa he tenido que repetir todos los ejercicios para no retrasarme mañana. Mateo va mucho mejor. A él le ha tocado en otro grupo y lleva el ritmo.
Después de clase hemos ido a comer algo y a comprar unos cuadernos, difícil operación que nos ha costado más de lo previsto porque no hemos encontrado ni una sola papelería en Dublín, y nos hemos recorrido muchas calles comerciales, las principales y las secundarias. Como no hay tiendas de chinos (no, no hay ni una sola, aquí son hindúes los que regentan algo parecido pero no tienen el mismo espíritu barroco que tanto nos gusta), hemos terminado comprando las libretas en el supermercado. Extraño, ¿verdad?
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