Los tailandeses son encantadores, se pasan el día sonriendo, sonriéndote, dándote las gracias y procurando no molestar. No chillan, no ponen malas caras, no se estresan... Y eso que aquí tienen motivos para hacerlo: mogollón de coches, mogollón de tráfico, mogollón de gente, mogollón de turistas feos (sí, feos, grandones y desastrados si nos comparamos con ellos, tan delicados y elegantes), mogollón de calor, mogollón de humedad, todo el día sudando... Y así siempre, doce meses al año!
Además, cuidan a los perros y los gatos. Hasta hemos visto letreros de esos que colgamos allí ofreciendo recompensas para quien encuentre alguno perdido. Y no comen bichos, véase alacranes, gusanos y cosas así. Hemos pasado tres días en Bangkok y no he visto ni una sola situación que me haya alarmado en el trato que le dan a la animales, excepto esta noche, en pleno barrio turístico, en Khao San, una especie de Benidorn mochilero, que dos tipos se hacían fotos con unas bolsas enanas llenas de peces enormes que apenas podían respirar. En el mismo barrio también he visto puestos de comida callejera (Bangkok es la capital mundial) que no he visto en ninguna otra parte de la ciudad, en los que vendían todo tipo de bichos asquerosos para que los turistas les hicieran fotos. Yo creo que eso es más típico de China o Korea pero como para nosotros, los europeos, los "asiáticos" son todos iguales, pues ale, timo para turistas.
Como os decía, además de las sonrisas, Bangkok es famosa por la calidad y la variedad de su comida callejera. Precisamente, antes de venir aquí, vimos un reportaje en la tele en el cual Dabiz, el de DiverXo, el cocinero ese joven con tres estrellas michelín, venía aquí a inspirarse antes de montar un restaurante de "street food" en Madrid. Puedes encontrar de todo, desde brochetas de carne, verduras, pescado... rebozadas y acompañadas de miles de salsas, hasta guisos, sopas, woks, nuddles y mil productos más que ni acierto a identificar. Es imposible encontrar dos puestos repetidos, que vendan lo mismo. Y todo está buenísimo. También te ofrecen zumos de todo tipo de frutas y las propias frutas troceadas y peladas, listas para comer, que es algo que nunca he entendido por qué nuestras impolutas autoridades sanitarias no permiten que se haga allí. Si de verdad les preocupara que comiéramos fruta, ¿no deberían fomentar, precisamente, ese tipo de puestos? ¿Qué riesgo sanitario entraña vender una sandía a trozos?
La foto (que no sé si vais a ver porque estoy publicando desde el móvil) es de un puesto callejero donde comimos el otro día. Hacen un pad thai (tallarines con gambas, cacahuetes, zumo de lima, tofu y mil cosas más) envuelto en una capa fina de huevo que está para morirse. Según Dabiz, es una de las estrellas de la comida callejera en Bangkok. Lo encontramos por casualidad porque nuestro hotel estaba cerca, el Chern, un boutique hotel estupendo al que volveremos a la vuelta.
Comentarios
Publicar un comentario