Mateo dice que lo que nos encontramos en Efeso no era nada (y eso que madrugamos) comparado con los turistas que visitan el Partenón de Atenas o el Coliseo de Roma. Pero yo no había visto nada igual en mi vida, ni siquiera en las fiestas de la espuma de la Zaira! Llegaban a cientos, a miles, y no paraban de llegar, en autobús, en coche, a caballo... Con sus chanclas y sus estrafalarias vestimentas, rojos como tomates, todos recién "descargados" de los megacruceros que recorren el Egeo. Un horror. Algo bueno? Que podías hacerles fotos y ni se enteraban; había tantas cámaras apuntando a todas partes, réflex, móviles, tablets, que nadie te decía nada ni se molestaba. Así que alí empecé mi nuevo proyecto fotográfico: "mujeres (turistas) fotógrafas". Me dí cuenta que las mujeres hacen muchas menos fotos que los hombres, que suelen ser las sufridas modelos que aguantan al sol en las poses más ridículas si ellos se lo piden, pero que algunas sí que hacían. Eran rápidas, co...
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