Nuestro viaje empezó y acabó en Erzurun. La primera vez que llegamos aquí, a esta ciudad de unos 400.000 habitantes (como Murcia), veníamos de pasar tres días en Estambul y nos pareció que habíamos llegado al culo del mundo. Una bonita calle principal llena de mezquitas y madrasas muy bien conservadas y poco más. Entonces me pareció que todas las mujeres llevaban pañuelos. Hoy, tres semanas después de haber recorrido la Anatolia turca, le debo una disculpa a Erzurun. Tras recorrer kilómetros y kilómetros de carreteras y caminos precarios, de haber visitado una decena por lo menos de ciudades más pequeñas y otros muchos más pueblos y aldeas perdidas, Erzurun se nos apareció ayer como si fuera Estambul, tan reluciente, tan limpia, tan elegante... Porque ni todas la mujeres llevan pañuelo, y si lo llevan lo hacen desde una discreta modernidad, ni la ciudad es tan provinciana como pensamos al llegar. ...